LA CONTEMPLACIÓN DEL "SI" DE MARÍA SANTÍSIMA

Ángelus. Domingo 14 de septiembre de 2008.Prairie, Lourdes

Queridos peregrinos, queridos hermanos y hermanas

Cada día, la oración del Ángelus nos ofrece la posibilidad de meditar unos instantes, en medio de nuestras actividades, en el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. A mediodía, cuando las primeras horas del día comienzan a hacer sentir el peso de la fatiga, nuestra disponibilidad y generosidad se renuevan gracias a la contemplación del “Sí” de María Santísima. Ese “Sí” limpio y sin reservas se enraíza en el misterio de la libertad del María, libertad plena y total ante Dios, sin ninguna complicidad con el pecado, gracias al privilegio de su Inmaculada Concepción.

Este privilegio concedido a María, que la distingue de nuestra condición común, no la aleja, más bien al contrario la acerca a nosotros. Mientras que el pecado divide, nos separa unos de otros, la pureza de María la hace infinitamente cercana a nuestros corazones, atenta a cada uno de nosotros y deseosa de nuestro verdadero bien. Estáis viendo, aquí, en Lourdes, como en todos los santuarios marianos, que multitudes inmensas llegan a los pies de María para confiarle lo que cada uno tiene de más íntimo, lo que lleva especialmente en su corazón. Lo que, por miramiento o por pudor, muchos no se atreven a veces a confiar ni siquiera a los que tienen más cerca, lo confían a Aquella que es toda pura, a su Corazón Inmaculado: con sencillez, sin fingimiento, con verdad. Ante María, precisamente por su pureza, el hombre no vacila a mostrarse en su fragilidad, a plantear sus preguntas y sus dudas, a formular sus esperanzas y sus deseos más secretos. El Amor maternal de la Virgen María desarma cualquier orgullo; hace al hombre capaz de verse tal como es y le inspira el deseo de convertirse para dar gloria a Dios.

María nos muestra de este modo la manera adecuada de acercarnos al Señor. Ella nos enseña a acercarnos a Él con sinceridad y sencillez. Gracias a Ella, descubrimos que la fe cristiana no es un fardo, sino que es como una ala que nos permite volar más alto para refugiarnos en los brazos de Dios.

La vida y la fe del pueblo creyente manifiestan que la gracia de la Inmaculada Concepción hecha a María no es sólo una gracia personal, sino para todos, una gracia hecha al entero pueblo de Dios. En María, la Iglesia puede ya contemplar lo que ella está llamada a ser. En Ella, cada creyente puede contemplar desde ahora la realización cumplida de su vocación personal. Que cada uno de nosotros permanezca siempre en acción de gracias por lo que el Señor ha querido revelar de su designio salvador a través del misterio de María. Misterio en el que estamos todos implicados de la más impresionante de las maneras, ya que desde lo alto de la Cruz, que celebramos y exaltamos hoy, Jesús mismo nos ha revelado que su Madre es Madre nuestra. Como hijos e hijas de María, aprovechemos todas las gracias que le han sido concedidas, y la dignidad incomparable que le procura su Concepción Inmaculada redunda sobre nosotros, sus hijos.

Aquí, muy cerca de la gruta, y en comunión especial con todos los peregrinos presentes en los santuarios marianos y con todos los enfermos de cuerpo o alma que buscan consuelo, bendecimos al Señor por la presencia de María en medio de su pueblo y a Ella dirigimos con fe nuestra oración:

“Santa María, Tú que te apareciste aquí, hace ciento cincuenta años, a la joven Bernadette, ‘Tú eres la verdadera fuente de esperanza’ (Dante, Par., XXXIII,12). Como peregrinos confiados, llegados de todos los lugares, venimos una vez más a sacar de tu Inmaculado Corazón fe y consuelo, gozo y amor, seguridad y paz.

‘Monstra Te esse Matrem’. Muéstrate como una Madre para todos, oh María. Danos a Cristo, esperanza del mundo. Amén.

Benedicto XVI

Confesiones de conversos

CONFESIONES DE CONVERSOS
CARLOS DE FOUCAUL - Francés. Nace en 1858 en el seno de una familia rica y
cristiana; huérfano a los 6 años; a los 16 pierde la fe y vive sin control hasta los 20.
Después de su conversión vivió en suma pobreza con los habitantes del desierto de
Sahara.
Apenas creí que había Dios, y que solo podría encontrarlo en la Iglesia Católica,
comprendí que solo podía vivir para El; desde ese momento estaba decidida mi
vocación religiosa. ¡Hay tanta diferencia entre Dios y todo lo que no es EL!

ALEC GUINNESS - 1914 + 2000. Un gigante del cine y del teatro inglés; cuatro
oscares y sesenta años de actuación. Es anglicano, pero se siente atraído por la
Iglesia Católica; espera que ocho días de clausura con los monjes de un convento le
quiten esos deseos, sucede lo contrario: “cuando los monjes celebraran la Misa, había
como un sentimiento reverencial de Dios expandiéndose, como si llenara cada rincón
del templo y de todo el mundo: El 24 de marzo de 1956 entraba en la Iglesia Católica:
“Como incontables conversos, antes y después que yo, me pareció que volvía a casa,
al hogar que me esperaba”.
SIGRID UNDSET - 1882 +1949 - Noruega, Luterana. Premio Nóbel de Literatura en
1928. La investigación medieval para sus novelas le lleva a descubrir el Catolicismo:
“Y ya no dudé de que la Iglesia Católica era la que Cristo fundó; siempre consideré que
la reforma protestante, aunque tuviera buenas intenciones, fue una rebelión contra el
Cristianismo.
En el catolicismo descubrí el verdadero sentido y misterio de la vida, el aprecio de la
valoración católica de la familia, la maternidad y el protagonismo cristiano y mariano en
la dignificación de la mujer. (“Yo que había sido liberal, socialista y feminista,
comprendí que todo eso fracasaría, por empeñarse en no considerar al ser humano tal
como es”). “Es difícil expresar lo que Dios me ha dado al entrar en la Iglesia Católica”.
DLOUGLAS HYDE – Inglés – 1911 – 1981. Gran periodista, seminarista metodista,
pierde la fe, se hace comunista y llega a ser el redactor estrella del Dayly Worker,
órgano del partido comunista de Inglaterra.
Un día entré a un iglesia católica; permanecí un ahora en silencio; no sabía rezar. Otro
día hice lo que una sirvienta, que se había arrodillado delante de una estatua de la
Virgen María: encendí una vela, y quise rezarle; no sabiendo cómo, me acordé de una
canción de la calle y le dije: ¡Oh dulce y encantadora Señora, sed buena! Oh Señora
sed buena conmigo… Buscando en otras concepciones la solución de los problemas
que me angustiaban, llegué a la fe en la Iglesia Católica, que posee los antiguos
valores morales y la caridad cristiana, y es capaz de dar solución a las aspiraciones
sociales, y espirituales de la humanidad”. En 1948, su mujer y sus hijos entraron en la
Iglesia Católica.
ROBERT F. WAGNER. Norteamericano. Uno de los alcaldes más queridos y famosos
de Nueva York. Primero luterano, después metodista y después nada. Se casó con
una católica y casi todos sus colaboradores eran católicos – los admiraba por su fe,
pero nunca quiso hacerse católico, hasta que un día, 35 años más tarde, estando en un
hospital, se sintió impulsado a entrar en la Iglesia Católica, de la que decía que la
admiraba, pero que había cosas que le parecían extrañas,. Cuando entró en la Iglesia Católica
le preguntó un sacerdote: ¿Y ahora que le parece extraño? “Ahora, respondió Robert Wagner,
ahora lo que me parece extraño, es que no sea todo el mundo católico”. “He comprendido que
sólo la Iglesia Católica puede asegurar a los hombres la verdadera paz, basada en la justicia y
la caridad cristiana”.
GILBERT CHESTERTON – Inglés de familia anglicana sin convicciones. “A la edad de
12 años era un poco pagano; a los 16, agnóstico – ser ateo era un prestigio - Entra en
un templo católico por curiosidad. La genuflexión bien hecha ante el Santísimo por un
sacerdote en una iglesia vacía, le intriga y se interesa por el Catolicismo. A partir de
ahí su vida estará dedicada a la defensa del Catolicismo; escribió casi 100 libros, y
llegó a ser uno de los mejores literatos de lengua inglesa en el siglo XX. “No quiero
una religión que tenga razón cuando yo también la tenga. Quiero una religión que
tenga razón cuando yo esté en el error”. “Mi Primera Comunión ha sido la hora más
feliz de mi vida. Me deja absorto la presencia real de Cristo sobre el altar”.
“Aludiendo a un amigo converso: “Los dos no tenemos ni sombra de dudas de que la
acción más inteligente de nuestras vidas, fue entrar en la Iglesia Católica”.
“Cuando se deja de creer en Dios, enseguida se cree en cualquier cosa”. Los que
hablan contra la familia, no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen”.
KARL STERN. Judío alemán fervoroso, después ateo. Famoso en el campo de la
sicología. Después de tres décadas de resistencia, entra en la Iglesia Católica en
1943.
“Me costó tiempo y trabajo descubrir el inmenso tesoro escondido de santidad anónima
que hay en la Iglesia Católica; el poder espiritual que fluye de millones de almas
desconocidas; los ríos de sacrificios que hacen por motivos sobrenaturales multitudes
de humildes obreros, comunidades religiosas, sacerdotes y laicos”. No olvidaré jamás
la mañana de mi Bautismo y Primera Comunión.
KENNETH GUINDON. Norteamericano. Católico en la adolescencia, después testigo
de Jehová y Bautista. El 10 de Septiembre de 1983, después de una larga búsqueda,
entra en la Iglesia Católica: “Así pues Jesús, junto con su Madre y todos los Santos,
recibieron a mi familia dentro, de su Iglesia visible. Al fin estábamos en el hogar…”
Tomado de Catolicismofelicidadcompleta.com