La cizana y el trigo ... crecen en nuestro corazón

La parábola de la cizaña que se mezcla con el trigo nos invita a reflexionar en una actitud equivocada que podemos tener respecto de los errores de los demás.
Jesucristo habla del campo en el que la cizaña ha despuntado junto al trigo y explica a sus discípulos el porqué del mal. El sueño de la pereza ha sido aprovechado por el enemigo de Dios y del hombre. Ante el ofrecimiento de arrancar esa mala hierba, Jesús responde que no, no sea que un celo mal orientado destruya también el trigo. Hay aquí una llamada a no descalificar a nadie, a evitar que una reacción impulsiva, animada de buena intención pero que divide equivocadamente a las personas en buenas y malas, organice un destrozo. Jesús quiere que sus discípulos eviten el celo temperamental y la condena impetuosa de los malos, porque Él quiere que los hombres cambien.

Es un llamado a recordar que en todo lugar donde se reúnan los hombres, se dejarán notar la grandeza y la miseria humanas y que no somos nosotros quienes debemos juzgar el interior de nadie. El Señor nos pide que frente a los errores y caídas de nuestros hermanos nos comportemos como Él se comportó: firme e intransigente respecto del pecado pero benigno y comprensivo con el pecador, buscando que se convierta y viva. Ésta es la actitud de un verdadero cristiano.

Puede, incluso, darse el caso que, al juzgar temerariamente acerca de la conducta de alguien, lo comentemos a los demás y los llevemos a pensar equivocadamente de aquella persona. En este caso, no sólo estaríamos produciendo frutos malos, sino que, incluso, nos comportaríamos como aquellos que esparcen la cizaña, convirtiéndonos así, no en sembradores de la Buena Semilla del Evangelio, sino en sembradores del mal, del pecado y de la división.

Tengamos, pues, para con nuestro prójimo los mismos sentimientos de Cristo y las entrañas del Padre con el hijo pródigo. Que el hermano caído encuentre en nosotros siempre la mano tendida de Cristo para volverse a levantar.
Así sea.

1. ¿A qué nos invita a reflexionar la parábola del trigo y la cizaña?
2. ¿Qué es lo que debemos evitar respecto de los errores de nuestro prójimo?
3. ¿Qué es lo que espera Jesús de los pecadores?
4. ¿Cómo podemos convertirnos también nosotros en sembradores de cizaña?
5. ¿Qué pasos concretos darás esta semana para fortalecer en ti la actitud correcta frente a nuestro prójimo que nos pide el Señor?

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