"Adoren a mi hijo", nos pide la Virgen María

"Adoren a mi Hijo", nos pide la Virgen en sus apariciones.
Cuando tú estas en adoración, no estás solo, la Virgen María está contigo en adoración, adorando a su Hijo y mira además, cuantos más están adorando a Jesús.

Y tú, que tienes 168 horas a la semana, ¿no habrás de darle una de esas horas a tu Dios?

Por el Evangelio sabemos que unos extranjeros emprendieron un viaje muy largo para contemplar y adorar al Señor de la gloria. Con san Juan Crisóstomo podemos preguntarnos hoy: ¿Qué excusa tenéis si os echáis atrás ante el corto camino de ir a visitar al Santísimo Sacramento?

Y tú, que tienes 168 horas a la semana, ¿no habrás de darle una de esas horas a tu Dios?

No temáis que Él no va a quitaros nada. ¡Si os está llamando para daros! Para regalaros bendiciones, gracias, para que tengáis frutos.

¡Si os quiere daros protección y amor! Para cambiar tu corazón.

Tu hora santa no sólo te cambia a ti, hermano adorador, también cambia al mundo.

El tiempo que tú tomas para estar con Jesús es bendecido por Él de tal modo que multiplica tu ofrenda en una abundancia de gracias como multiplicó aquellos pocos panes en tantos que quitó el hambre de muchos.

Tu adoración llegará como bendición no sólo a los tuyos sino a quien más necesita de su misericordia.

La ventaja de tener adoración perpetua es que se hace fácil encontrar una hora una vez a la semana para estar con Jesús.

Por boca de Isaías, Dios llama a su pueblo a despertar, a salir del sopor y de la falsa y letal comodidad porque “la gloria del Señor amanece sobre ti”. Éste es un llamado especial para adorar en horas de la tarda noche.

Los que adoran durante esas horas de la madrugada son los centinelas de la aurora que verán el amanecer de la gloria del Señor, que harán despuntar el nuevo día que todos esperan.

Por vuestro generoso sí la iglesia estará siempre abierta. Y el Señor, a quien no se puede superar en generosidad sabrá cómo recompensaros.

¡Vayamos a adorarlo!


Mensaje de María Reina de la Paz - 15 de marzo de 1984

"Queridos hijos, también esta tarde les estoy agradecida de manera especial porque están aquí. Adoren continuamente al Santísimo Sacramento del Altar. Yo estoy siempre presente cuando los fieles están en adoración. En ese momento se obtienen gracias particulares.

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