Tras las huellas de Pablo - La alegría de Compartir


Escucho a Pablo
(Rom 12,9-13):

"Que el amor entre ustedes no sea hipócrita; aborrezcan lo malo y pónganse de parte de lo bueno. Apréciense unos a otros como hermanos y sean los primeros en estimarse unos a otros. No sean perezosos para el esfuerzo; manténganse fervientes en el espíritu y listos para el servicio del Señor. Vivan alegres por la esperanza, sean pacientes en el sufrimiento y perseverantes en la oración. Compartan las necesidades de los creyentes; practiquen la hospitalidad."

Reflexiono a la luz de Aparecida (Nº 360):
La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. De hecho, los que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar vida a los demás. El Evangelio nos ayuda a descubrir que un cuidado enfermizo de la propia vida atenta contra la calidad humana y cristiana de esa misma vida. Se vive mucho mejor cuando tenemos libertad interior para darlo todo. "Quién aprecie su vida terrena, la perderá "(Jn,12,25). Aqui descubrimos otra ley profunda de la realidad : que la vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros. Eso es en definitiva la misión.

Me examino:
¿ Aprecio a los otros ? ¿ Los considero mis hermanos ?
¿ Soy alegre, paciente, perseverante ?
¿ Creo que la vida se debilita en el aislamiento y la comodidad ?

Oro con un Salmo (145,8-13)
"El Señor es clemente y compasivo,
paciente y rico de amor.
El Señor es bondadoso con todos,
a todas sus obras se extiende su ternura.
Que tus obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te bendigan;
que proclamen la gloria de tu reinado
y hablen de tus hazañas."

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