
Es una buena oportunidad para ocupar nuestro lugar, para construir nuevos rumbos, porque "la parranda no durará para siempre".
Los invito a esta reflexión de "El rico y el pobre lázaro (Lc 16,19-31)" ,audio en linea de Fray Nelson Medina
Un lugar de ESPERANZA. Muchas cosas andan mal, pero todo es posible,a través de la MIRADA DE LA FE.
En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: “¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti”.
Uno de los detalles más notables y destacados por la prensa mundial ha sido la fe en Dios que han mostrado la mayoría de los mineros. Todos coinciden en señalar que eso los mantuvo sanos y salvos durante los setenta días que permanecieron en las entrañas de la tierra.
Cada uno de los rescatados emergen de la cápsula denominada “Fénix” con una camisa que en el frente dice “Gracias Señor”. En la parte trasera de la camisa se lee “De Él serán la gloria y la honra”, así como la cita del Salmo 95: 4, “Porque en Su mano están las profundidades de la tierra, Y las alturas de los montes son suyas”.
Las camisas fueron donadas por el hermano del minero José Henríquez, quien es cristiano evangélico y ha sido una especie de guía espiritual para los demás. La idea de las camisas surgió después que el hermano de Henríquez, también creyente, escuchó una prédica de su pastor relacionada con el pasaje del Salmo 95.
Mario Sepúlveda, el segundo trabajador en ser rescatado y quien se ganó la admiración del mundo por su buen humor a la hora de salir de la mina, fue el primero en hablar ante la prensa. “Estuve con Dios y estuve con el Diablo. Me agarré de Dios, tomé la mejor mano". Siempre supe que Dios nos iba a sacar”, fueron unas de las primeras palabras de Sepúlveda. "Siempre supe que me iban a sacar, siempre tuve fe en los profesionales que hay en Chile y en el Gran Creador", agregó.
El cuarto minero en salir de las profundidades de la tierra fue el boliviano Carlos Mamani quien recién salido de la cápsula de rescate se arrodilló y señaló al cielo dando gracias a Dios. Un gesto similar tuvo Omar Reygadas, electricista de 56 años. Este salió de la cápsula con la Biblia en sus manos y también se arrodilló para dar gracias a Dios. Reygadas escribió en su casco las palabras “Dios Vive”.
El mismo presidente de Chile, Sebastián Piñera, reconoció públicamente la fe de los 33 mineros. “La fe ha movido montañas, porque ha sido la fe de los mineros, la fuerza, el coraje, la voluntad de esos 33 mineros, de sus familiares, de los rescatistas, del gobierno de Chile y de todos los chilenos lo que ha hecho posible este milagro”, expresó el mandatario.
(Gálatas 1, 13-24) - Hermanos: Habéis oído hablar de mi conducta pasada en el judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios y la asolaba, y me señalaba en el judaísmo más que muchos de mi edad y de mi raza, como partidario fanático de las tradiciones de mis antepasados.
Pero, cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles, en seguida, sin consultar con hombres, sin subir a Jerusalén a ver a los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, y después volví a Damasco.
Más tarde, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Pedro, y me quedé quince días con él. Pero no vi a ningún otro apóstol, excepto a Santiago, el pariente del Señor. Dios es testigo de que no miento en lo que os escribo. Fui después a Siria y a Cilicia. Las Iglesias cristianas de Judea no me conocían personalmente; sólo habían oído decir que el antiguo perseguidor predicaba ahora la fe que antes intentaba destruir, y alababan a Dios por causa mía.
Oh Señor, deseo transformarme toda en tu Misericordia y ser un vivo reflejo de ti. Que tú insondable Misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo.
Ayúdame, oh Señor,
a que mis ojos sean misericordiosos,
para que yo jamás recele o juzgue según las
apariencias, sino que busque lo bello en el alma
de mi prójimo y acuda a ayudarle.
Ayúdame, oh Señor,
a que mis oídos sean misericordiosos,
para que tome en cuenta las necesidades
de mi prójimo y no sea indiferente
a sus penas y gemidos.
Ayúdame, oh Señor,
a que mi lengua sea misericordiosa,
para que jamás hable negativamente de mi prójimo,
sino que tenga una palabra de consuelo
y de perdón para todos.
Ayúdame, oh Señor,
a que mis manos sean misericordiosas
y llenas de buenas obras, para que sepa hacer
sólo el bien a mi prójimo y cargar sobre mí
las tareas más difíciles y penosas.
Ayúdame, oh Señor,
a que mis pies sean misericordiosos,
para que siempre me apresure a socorrer
a mi prójimo, dominando mi propia fatiga
y mi cansancio.
Mi reposo verdadero
está en el servicio a mi prójimo.
Ayúdame, oh Señor,
a que mi corazón sea misericordioso,
para que yo sienta todos los sufrimientos
de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón.
Seré sincera incluso con aquellos de los cuales
sé que abusarán de mi bondad.
Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo
Corazón de Jesús.
Soportaré mis propios sufrimientos en silencio.
Que tu misericordia, oh Señor, repose dentro de mí.
Amén.
Homilía fuente: http://fraynelson.com/homilias.html
Ex 23, 20-23 - Mi ángel irá por delante.
«Voy a enviarte un ángel por delante, para que te cuide en el camino y te lleve al lugar que he preparado. Respétalo y obedécelo.
No te rebeles, porque lleva mi nombre y no perdonará tus rebeliones.
Si lo obedeces fielmente y haces lo que yo digo, tus enemigos serán mis enemigos, y tus adversarios serán mis adversarios.
Mi ángel irá por delante.»
Mateo 18,1,5.10
En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
«¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo:
«Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mi.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. »
Consagración a la Virgen de Salta